Último día de rodaje. Como siempre pasa, la locura ya se había instaurado en muchos de nosotros. Llevábamos trabajando en el proyecto semanas, algunos incluso meses… y veíamos cerca el final. Como os había comentado acabamos el jueves de rodar hacia las 9 de la noche. Algunos se marcharon a cenar y a descansar y la otra parte, los chicos de arte con algún que otro refuerzo, se habían quedado en la localización para acabar de atrezzarla. Os aseguro que recrear una calle de Monforte y convertirla en una villa francesa de la baja Normandía de finales del XIX no es nada fácil, pero el cine es magia, y como tal es capaz de realizar proezas como esa. Colosal el trabajo de arte en esta película. Me quito el sombrero ante Ana, Victor, Bea, Israel, Raúl, Rubén y Victor Stein y que me perdonen si me olvido de alguno. Han hecho un trabajo enorme. Estuvieron toda la noche trabajando y algunos incluso no durmieron. Todo ello para tener lista la localización a las 05.45 de la mañana que es el momento en el que el resto del equipo iba llegando. Yo y estoy seguro que como la inmensa mayoría del equipo, nos quedamos de piedra ante lo que teníamos delante. El último vistazo que le había echado a la localización había sido un par de horas antes y de repente… ESTO¡¡ os dejo una comparación de fotos del antes y el después para que podáis ver la diferencia. Todo el mundo se puso a trabajar en la más completa oscuridad. La gente que pasaba por allí a esas horas se quedaba helada. Seguro que con la idea en la cabeza de que no estaba paseando por su típico pueblo. Rodamos un par de secuencias en las que dos hombres salían del Tortoni calle abajo, completamente ebrios, pero con la sensación de haber pasado una gran velada en el Tortoni.
La noche había pasado muy rápido. Aparte de los chicos de arte, tengo que destacar de nuevo a Alvar y a su equipo de fotografía. La iluminación que caía calle abajo dotó a la secuencia de una veracidad y presencia fantásticas. A las 8.30 ya se empezaban a ver las primeras luces del día y seguíamos allí. Tocaba la escena en la que el marqués de la Tour y el coronel Bourdin descendían de un carruaje tirado por caballos… El maldito carruaje… estuve semanas buscándolo pero poco hay por tierras gallegas. Al final, declinamos también la posibilidad de meter caballos, puesto que la calle estaba cubierta completamente por arena y además era cuesta abajo. Condiciones suficientemente desfavorables como para pensárselo dos veces. Aquí una vez más David, mi gran director, se las ingenió para resolver los problemas con el carro, cambiando de encuadre y enfocando sólo la rueda del carro, hizo pensar a todo el mundo que el marqués y el coronel descendían realmente del carro. David ha sabido en todo momento ajustarse a los problemas que iban surgiendo en el rodaje para vencerlos e incluso mejorarlos. Estoy tan orgulloso de su trabajo... Seguimos con la mañana, más figuración, prostitutas y borrachos bajando la calle, entrando en el Tortoni… figuración (Noelia, Elena, Obén, Vanesa, Mon….) a la que agradezco infinitamente su paciencia y su buena labor porque como ya os he repetido muchas veces, una buena figuración hace que te creas o no una secuencia.
Y así como llegamos, nos fuimos. Recoger todo el material nos llevo horas y como siempre nos dividimos. Mientras el grueso del equipo se desplazaba a la última localización, Vilacha de Salvadur, parte del equipo de arte y parte del de producción volvían a convertir Monforte a su estado natural.
Llegamos sobre las dos de la tarde a Vilachá donde íbamos a rodar el último plano de Cobarde. Un plano que iba a dar sus problemillas, ya os contaré un poco más adelante. La localización era perfecta de por sí, por lo que no hubo prácticamente que atrezzar nada, excepto, añadir o quitar alguna cosa que otra. Era quizás un poco pequeño pero por lo demás, perfecta. Ese día entraba todo el mundo a escena. A excepción de Pico y Miguel, se reunieron en el interior del Tortoni: Borja, Xuacu, Ana e incluso el “enemigo” de nuestro protagonista, George Lamil, además de los doce figurantes que llenaban el local. Como os comentaba sólo teníamos un plano, pero se trataba de un plano difícil. Era un plano secuencia en steady en el que la cámara se iba acercando a los protagonistas mientras éstos discuten sobre que perro es el más adecuado para la caza. A su vez, doce figurantes iban y venían por detrás de la cámara en lo que era el ejercicio de coordinación de movimientos más bonito que había visto en cine. Quedó una secuencia genial, llena de tensión dramática y viveza y es que no en vano es el principio del cortometraje, y los principios siempre deben sorprender… terminamos de rodar a las siete de la tarde. Había finalizado el rodaje más complicado de mi vida. Cuarenta técnicos, más de quince actores (entre actores principales y figuración), cinco días de rodaje para un guión de 25 páginas, seis localizaciones y muchos muchos quebraderos de cabeza. Pero ojalá siga teniendo problemas como éstos porque eso significará que sigo haciendo lo que más me gusta…. CINE
Me despido hasta el próximo rodaje del que pronto empezaréis a escuchar noticias. Gracias a todo el mundo que ha hecho posible que se realizase esta pequeña proeza. Habéis sido muchos los que me habéis ayudado y por eso. Gracias¡¡¡
Pronto el esperadísimo TRAILER de UN COBARDE de Amanita Films
