No necesitábamos luz artificial puesto que Alvar, director de fotografía de Cobarde y un auténtico genio de la imagen, había decidido rodar con la luz natural. Así pues esperamos a las primeras luces del alba, que llegaron un poco más tarde lo que esperado … Pero como todo, el sol llegó y nos regaló una maravillosa luz para completar una secuencia de ensueño. Hoy también empezaron a desfilar los primeros figurantes. El turno esta vez fue para Mon y Fidel los padrinos del duelo, que ayudaron con sus sendas presencias a dotar de mayor veracidad a la secuencia.
Una vez finalizado el rodaje en la campiña, volvimos al Pazo, para seguir rodando los últimos planos que quedaban en el salón. Seguíamos con acciones de Signoles haciendo frente a su dilema. Terminamos hacia las 4 de la tarde, lo que dejaba el resto de la jornada para rodar en el dormitorio. Aquí Borja una vez más estuvo sensacional, puesto que su nerviosismo iba en aumento la intensidad de su interpretación debía notarse también, y lo consiguió. Rodamos hasta las 09 de la noche ese día. Para colmo aún quedaba recoger todo el material que tras 4 días habíamos desplegado a lo largo y ancho del pazo. Las primeras recogidas ya se empezaron a hacer sobre las 5 de la tarde y para el final del rodaje ya habíamos recogido todo. Esto os puede dar una idea de lo mucho y bien que se trabaja en cine. Así pues, terminó nuestra último día de rodaje en el Pazo. Mañana queda el último día y como siempre una extraña sensación empieza a germinar en mi interior. Se trabaja tanto y tan bien con el equipo que cuando termina, uno no puede sentir más que una sensación de vacío…