Perdonad por la espera. Ya sabéis que cuando toca fin de semana de por medio, todo suele retrasarse. Pero lo prometido es deuda, así que, aquí tenéis el segundo día de rodaje de Esliva.
Eran las 05:45 cuando nos pusimos en marcha. Conducir por el Courel a esas intempes- tivas horas de la mañana, no es plato de buen gusto. Teníamos que llegar temprano a Vilar, para rodar uno de esos planos que embellecen toda película. Un amanecer, con Esliva en último término, atravesando una amplia pradera hasta mimetizarse con el bosque. Y la verdad es que el madrugón mereció la pena, puesto que el plano quedó de maravilla. No hacía falta ver por el visor, lo que Lois había compuesto. . Vilar es un sitio único. Es un pequeño pueblo, bueno, por el número de casas no sabría decir si puede considerarse como pueblo, que termina en una amplia pradera rodeada de extensa vegetación y majestuosos carballos.
Un sitio que realmente os animo a que conozcáis.
El resto de la mañana transcurrió sin más complicaciones. Terminamos sobre las 13.00 tras haber grabado algunos planos más con Charlie (Esliva) en estado de gracia.
Hoy, el equipo estaba funcionando mucho mejor. Lois superó sus nervios iniciales y cada plano que encuadraba parecía único. Charlie se había soltado un poco la melena y se había metido aún más en el personaje, el cual requería un punto más de austeridad y menos teatralizado como había sido el primer día. Hoy comimos juntos por primera vez. Una comida muy agradable con Charlie contándonos anécdotas sobre los rodajes y sobre la historia de su vida, que por cierto merece una película aparte. Tras el pequeño descanso, nos dirigimos a las Pozas das Mulas, un pequeño paraíso situado también en el Courel. Al llegar nos envolvía una luz fantástica, que se colaba entre las ramas de los árboles, por lo que aprovechamos y nos pusimos a trabajar enseguida. Los planos aquí requerían un gran esfuerzo físico por parte del actor. Primero lo subimos a una enorme roca, de la que también tenía que bajar lo más rápido posible, después lo arrastramos por el suelo en dirección al agua y por último le hicimos coger un par de ranas en la mano. Vamos lo que se hace en cualquier rodaje. Por cierto después de aquel día, Miki será conocido como el encantador de ranas. Parecía que llevaba toda la vida domesticándolas. Lois seguía en estado de gracia. La luz, que tan mal se había portado con nosotros en la Cascada de Vieiros, nos daba aquí una alegría y se convertía en un elemento enriquecedor, místico…
Con el equipo exhausto, nos pusimos en marcha rumbo a casa…. Pero el a veces aciago destino, nos tenía guardado una sorpresa. En mitad del trayecto, en una de las laderas del Courel, nos encontramos con un incendio. Ver aquel despliegue de hidro-aviones tratando de apagar aquellos pequeños puntos de fuego, fue algo increíble. Todos estaban muy tocados al ver esa pequeña devastación, en especial Charlie, al que vi muy apenado. El caso es que terminamos por rodar más de una hora en aquel sitio. No quiero adelantaros donde lo colocó el director en el montaje, pero os va a sorprender mucho.
Con el alma un poco encogida, terminado el día de rodaje...
En el camino de vuelta nadie tenía ganas de hablar.
Las fotos son increíbles Elena. Gracias por tu curro¡¡¡
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